Cuando hablamos de arte, hablamos de un mundo infinito de posibilidades y significados, pues es un lugar en donde podemos expresarnos con libertad y el sentimiento que provoca en cada quien es distinto.

Cecilia Pando, originaria de Chihuahua puede contar una historia muda en sus retratos y abstractos. Hereda la metáfora del surrealismo y la redundancia del arte pop. Como Jacques Lacan replicaba: “Yo pienso ahí donde no estoy y soy ahí donde no pienso”. Así, la obra de Pando pende entre el conocimiento técnico de lo transitado y la honestidad que aborrece todo artificio. Al jugar con los espacios de su composición, crea un espacio íntimo; sus marcas movilizan un deseo femenino. Existe un hilo en el juego de temperaturas, en los desvanecimientos y veladuras melancólicas de su acuarela, pero hay además un juego psicológico; lo que parecía una invitación es un misterio, un silencio que secunda a la obra seguido por un laberinto de espejos donde en cualquier momento estaremos enfrentados ante nuestro propio reflejo.
Durante su trayectoria conoce a la International Watercolor Society (IWS), y expone su trabajo a nivel internacional, posteriormente le ofrecen el puesto de co-representante en México, por lo que trabaja en diferentes muestras a nivel internacional.
La trayectoria artística de Pando la ha llevado por un viaje de técnicas y estilos, desde lo figurativo hasta lo abstracto. Dentro de su proceso creativo, nos cuenta que el confeccionar la propuesta compositiva y psicológica de una pintura puede llevarle meses; sin embargo, al enfrentarse al papel en blanco, el proceso productivo de la obra física puede ser tan rápido como 4 horas. Señala que “lo importante del arte es el proceso, el aprendizaje y las experiencias que se viven a través de él; transformar imágenes, emociones y vivencias en una acuarela”.
Quizá no todas las obras están destinadas a estar en un museo, porque no resultaron como se esperaba, pero cumplieron su función durante el proceso de crearlas.
“Las obras de arte son obras porque las personas se sienten identificadas con las formas y colores, si la obra no es honesta no les gustará ni los atrapará”. Cecilia trabaja sobre el expresionismo, le permite jugar con los colores para transmitir un mundo de emociones sin que la imagen se apegue a la realidad, le fascina hacer retrato.
Para comenzar a pintar, Cecilia debe estar contenta y en paz, no importa que el cuadro vaya a representar otro sentimiento, pues es una idea ya trabajada. Sin embargo, nos comenta que durante pandemia pintó un cuadro en el que las emociones se desbordaron. “Yo tenía la intención de pintar a una niña muy bonita y feliz, ya había hecho mi estudio de color, y cuando terminé de pintar dejé el cuadro y volví en unos días para verlo, y dije que miedo de niña, me incomoda verla; fue algo muy revelador, porque el cuadro se veía ansioso, y era porque yo me sentía así durante pandemia; es sorprendente ver la sinceridad con la que producimos”, finalizó la artista.
CITA:“Mientras más espacio tenga, yo bailo más bonito con el pincel, me gusta que me den mi espacio”.



